10 mejores haciendas de México
Por su personalidad, forjada a partir del calor, la abundancia natural y el trabajo, las haciendas no han dejado de ser símbolos de la gloria de México. Hoy están revitalizadas a todo lujo entre hamacas que se mecen sobre el agua, gastronomía proverbial y grandiosas habitaciones.
Tal como en la época del auge henequenero, la península de Yucatán domina en participación, sin desafiar a otras joyas esparcidas por el país, que desde la suntuosidad cuentan las memorias de sus tierras mejor que los libros.
Por: Jesús Catalán Meneses
1
Áurea bajo la sombra
Uayamón
Yucatán
A 45 minutos del asombroso sitio arqueológico de Edzná, en Campeche, la primera estampa que sobrecoge al llegar es la de una centenaria ceiba —árbol sagrado que para los mayas sostenía al mundo— ante una fachada en la que impera el color amarillo, como en el resto de la hacienda. Entre paredes impregnadas de personalidad histórica resucitadas al lujo, resulta incomparable sacar la mano de la hamaca para hundirla en el agua cristalina de la que probablemente sea la piscina más bella de la península.
2
Insólita al pie del volcán
De San Antonio
Colima
Este secreto de las antiguas tierras cafetaleras destaca por el rigor en su sigilo, una cualidad que atrae a la élite mundial desesperada por el abrazo del completo anonimato que impone al Fuego de Colima como fondo omnipresente. A media hora del literario pueblo mágico de Comala, el confidencial escenario de idilios volcánicos y jardines inspirados por el fulgor de antaño ofrece lujosos picnics de alimentos orgánicos —cultivados en el mismo lugar— al borde de la laguna, y catas de tequila en su alegórico Yellow Bar.
3
Laureada en tonos turquesa
Chablé
Yucatán
Por su arquitectura y diseño enteramente mexicanos, a sólo meses de su apertura ganó el premio Versailles 2017 al mejor hotel. Retomando el nombre del santo patrono de Chocholá, una encantadora localidad yucateca —ubicada a 25 minutos de Mérida— exhibe la colección de tequila más grande del mundo junto a delicias creadas por el chef Jorge Vallejo. Cada mañana, seres invisibles dejan frente a tu alberca privada rodeada de exuberante jungla, café y pan recién hecho. Su esplendoroso spa desemboca en un enorme cenote vivo.
4
Romántica por antonomasia
Xcanatún
Yucatán
De amplitud sobresaliente y muros pálidos, es idónea para compartir en pareja. Entre aromas de hierbas e incienso, el masaje de la casa, pensado para los enamorados, cubre, según la tradición maya, sus cuerpos con miel y flores. El brindis con xtabentún —un dulce licor sagrado típico de Yucatán— es obligado ante el baño de hidromasaje dentro de la imponente suite, en cuya terraza puede montarse una cena a las luz de las velas acompañada de un trío yucateco para vivir una noche de serenata inolvidable.
5
Roja y castiza
Temozón
Yucatán
Su fachada escarlata, adyacente a una larga alberca rodeada de palmeras, es ya uno de los vestigios referentes del apogeo del henequén que permitió la posterior invasión del lujo moderno en el corazón del mundo maya, al sur de Mérida. Ofrece la inolvidable experiencia de tomar un pintoresco carruaje jalado por dos mulas para trasladarse —siguiendo las viejas vías del ferrocarril hacendario— hasta un cenote privado, ante cuyo fondo un chamán maya celebra un ritual de purificación para los viajeros.
6
Purépecha recóndita
Ucazanaztacua
Michoacán
Un canto de voces indígenas en rítmicas palabras a la gloria de Michoacán, a la orilla del lago de Pátzcuaro. Permite un descanso que transcurre idílico entre la piscina con vistas al imponente cuerpo de agua y la intimidad de chimeneas en habitaciones cargadas de diseño y artesanías mexicanos. Las pausas gastronómicas están protagonizadas por platos locales que recuerdan por qué la cocina modelo que se usó para postular la culinaria mexicana como Patrimonio UNESCO de la Humanidad nació en esta región.
7
Yucateca esencial
Sotuta de Peón
Yucatán
Resguardado por un mar de henequenes —el oro verde cuya cúspide industrial aún se añora—, el tiempo se detuvo en el siglo XIX para contar la historia de este emporio maya y hacer vivir en carne propia al visitante los mejores tiempos que ha vivido Yucatán con literal lujo de detalles. Tras un chapuzón en el infaltable cenote, sentarse a contemplar la vegetación en una mecedora desde la sombra de la pieza principal, con exquisitos acentos de cerámica artesanal, despertará una nostalgia imprevista.
8
Fundamentalmente azul
San José
Yucatán
Un afortunado alto en el camino desde Quintana Roo para vivir una escapada romántica en un punto estratégico antes de llegar a Mérida. Desde la agradable vereda de palmeras que conduce a su distintiva fachada azul, el sitio arqueológico de Chichén Itzá se encuentra a una hora y el mágico pueblo de Izamal —pintado de amarillo solar— queda a 30 minutos. Es posible aprender a cocinar cochinita pibil según la auténtica receta maya: perfumarla en achiote y hornearla bajo la tierra para luego disfrutarla.
9
Revolucionaria de esplendor
San Gabriel de las palmas
Morelos
De una majestuosidad extrema por sus múltiples estampas históricas al borde de una laguna, el mayor ingenio azucarero que ha visto México reposa en Morelos, tras los pasos de Cortés y Zapata, rezumando hoy más lujo que leyendas. Rodeada por palmeras y raíces de árboles que han crecido sobre sus antiguas estructuras, conserva sus atavíos señoriales embebida en arte. La suite Alamanda, con piscina interior frente a una opulenta sala con chimenea, es perfecta para descansar tras un paseo a caballo.
10
Soberana Multicolor
Puerta Campeche
Campeche
Simplemente el mejor alojamiento de lujo en San Francisco de Campeche, famosa por sus pintorescas fachadas de colores, fáciles de recorrer a pie para perderse en su catedral y entre sus tiendas de artesanías. Está justo frente a la icónica campana de la Puerta de Tierra, una muralla construida para defender la ciudad de las invasiones piratas. Como metáfora de su tierra, la sabia alternancia cromática se vive entre deliciosas hamacas, que cuelgan tanto sobre la laberíntica alberca como en cada cuarto.