Cinco proyectos de arquitectura mexicana en la mira

Casa Bruma
Valle de Bravo, Estado de México
El resultado de la colaboración entre las arquitectas Fernanda Canales y Claudia Rodríguez, esta casa vacacional privada es la definición de “contemporáneo“ pero con materiales que nunca pasarán de moda: concreto, madera, piedra y vidrio. En total son nueve bloques desiguales —que juegan con la sensación de estar aparte pero al mismo tiempo conectados— que circundan un patio.


IK LAB
Tulum, Yucatán
Esta galería de arte contemporáneo bien podría ser una casa de árbol. Una estructura ondulada que utiliza materiales como cemento, madera y bejuco. Los visitantes deben recorrerlo descalzo para apreciar este contraste. La persona detrás de este interesante proyecto es Jorge Eduardo Neira Sterkel, un arquitecto autodidacta que, como dato curioso, es nieto de Peggy Guggenheim.


Casa la Quinta
San Miguel de Allende, Guanajuato
Diseñada por Pérez Palacios y Alfonso de la Concha Rojas cuando todavía conformaban juntos el estudio CPP, esta casa de fin de semana es el escape perfecto. Aunque sencillo, el proyecto está lleno de carácter justamente por eso: las escalas, los vacíos, las luces, las sombras. Nuestro spot favorito es sin lugar a dudas la alberca, que no tiene más decoración que una hamaca suspendida.


Palacio de la Música
Mérida, Yucatán
Una expresión de arquitectura contemporánea que logró respetar el contexto histórico, este proyecto fue comisionado por el gobierno yucateco a cuatro estudios de diseño distintos: Alejandro Medina Arquitectura, Reyes Ríos + Larraín Arquitectos, Muñoz Arquitectos, y Quesnel Arquitectos. En este caso la unión sí hizo la fuerza. En el interior alberga una sala de conciertos, una biblioteca y un museo dedicado a la preservación de la música mexicana.


Centro Cultural Teopanzolco
Cuernavaca, Morelos
Este centro cultural adyacente a las pirámides de Teopanzolco fue diseñado por Isaac Broid y PRODUCTORA. Su forma geométrica está en perfecto equilibrio con el escenario. Aunque nuestra área favorita es el auditorio, que está en el techo y tiene vista a la zona arqueológica. Su capacidad es para 900 personas y la idea de que esté al aire libre es un guiño a los antiguos centros ceremoniales.

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