48 horas en Portland

El punto de partida para conocer Oregón es, sin lugar a dudas, Portland, porque tienes todo cerca. El mejor momento para ir es primavera o verano porque tendrás días largos y cálidos, ideales para tomar la bici desde la mañana y no volver hasta que se meta el sol. Hay sitios interesantes por visitar, pero el destino principal son sus calles, porque en cada rincón está sucediendo algo: una cervecería, un café con una fábrica de chocolate detrás, una destilería de whiskey y licores nórdicos, una estación de radio y la devoción local, donas y helado.

Por Ana Aragay

Lo primero que encanta es su cultura relajada pero arraigada; su gente es abierta, práctica, creativa y conserva el valor por lo esencial. Sus cafés, como el Pearl o el Stumptown, gobiernan sobre las famosas cadenas nacionales; su clientela es suuperlocal y sus productos son recién hechos. Encontrarás muchas cosas «como antes»: el pan horneado ahí mismo, la fruta es de la granja a media hora, los rótulos pintados a mano, las barberías clásicas, los cocteles de siempre con un twist… pero también expresiones urbanas «muy de ahora»: la gente se mueve en bicicleta o tranvía, a las cinco de la tarse se termina el trabajo y las mesas comunales de las cervecerías están llenas, los papás juegan con sus hijos en el parque, la gente vuelve de clase de yoga, las personas con discapacidad cruzan avenidas en sus sillas de ruedas eléctricas, hay gran diversidad cultural y muchos, pero muchos, tatuajes.


DÍA 1
Empieza tu día con un bagel de gravlax (salmón ahumado) y un jugo de naranja de Kenny & Zuke’s, a diez pasos del Ace, el sitio es especial. Después, un café de Stumptown justo al lado. Ahora sí, listo para pedalear.
Dirígete a Forest Park, donde puedes pasar la mañana entre siete mil rosales de 550 variedades en el International Rose Test Garden, en el Jardín Japonés y la Pittock Mansion. Encuentra tu ruta con el app Ride the City.
A mediodía sal del parque para ir a comer a Nob Hill, una zona superagradable de antiguas casas victorianas y calles arboladas. Hay todo tipo de tiendas, desde independientes hasta de marcas más lujosas. Es un buen lugar para pasar la tarde.
Al atardecer vuelve al hotel, es hora de un baño para ir a cenar del otro lado del río a Le Pigeon, donde el chef Gabe Rucker le da un giro interesante a la cocina francesa. Los diez lugares de la barra de la cocina son el sitio ideal pero son sólo para walk-ins. Si decides arriesgarte puedes hacer tiempo en el Doug Fir Lounge, el bar del Hotel Jupiter, a un lado. Tienen una buena selección de cervezas locales y la experiencia es totalmente setentera.
De vuelta en el hotel, visita el bar al lado del lobby, el Clyde Common. Sus mesas comunales atraen a una mezcla de gente interesante y sus cocteles les han dado fama nacional. Pide el negroni, curado dos meses en barril de whiskey.


DÍA 2
Desayuna café y pan recién hecho en el barrio más artsy de Portland en el Pearl Cafe o siéntate largo y tendido en Mother’s. La mañana será para andar en bicicleta a lo largo del río o recorrer zonas novedosas como North y Northeast.
Cuando sientas hambre dirígete a alguno de los parques de food trucks. Hay tres grandes en el centro: Alder y la 10 Av., Quinta o Tercera Avenida con Stark. Ahí encontrarás cosas deliciosas de todo el mundo: curry, arroz coreano, crepas chinas, fish’n’chips… ¡no se vale comer tacos!
El picnic puede ser frente al río, en Waterfront Park. Después de comer reserva una o dos horas para Powell’s Books y piérdete en sus estantes llenos de libros que ocupan una manzana y tres niveles. La gente también abunda, no sólo para comprar libros, también para vender. Diariamente Powell’s compra 3 mil libros usados. Cuando estés por la zona, no dejes de ir. Es algo muy local y particular.
Eventualmente, tanto «ejercicio» literario te dará sed, así que camina unas cuadras a Deschutes Brewery y consiéntete con alguna de sus famosas cervezas, como la premiada Black Butte Porter.
Ya entrada la tarde, toma un taxi a Division Street, en el Southeast. Cena en el tailandés Pok Pok o en el hindú Bollywood Theatre —ambos deliciosos—, camina por la calle tan llena de onda y termina con un helado del aclamado Salt & Straw.


DÓNDE DORMIR
Como siempre, lo más importante para disfrutar una ciudad es estar bien ubicado. Así que hospédate en el Ace Hotel, un ícono local que hace homenaje a su cultura urbana y austera. Si eso no es tu onda opta por el Hotel Monaco o The Nines. ¿Menos presupuesto y mente abierta? Cruzando el río está el Jupiter Hotel, un motor hotel renovado con un bar muy popular al frente.

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