48 horas en París
Aunque bien podrías pasar un mes en este destino para explorarlo a fondo, una parada exprés en París siempre se agradece, para regresar a los lugares favoritos y descubrir nuevos a tu paso. Esta ruta de dos días tiene un poco de todo: arte, compras, barrios y, por supuesto, gastronomía.
Día 1
Sí, París no se acaba nunca, y mucho menos su arte. Así que ponte tus zapatos más cómodos y dirígete a la estación Saint-Germain-des-Prés para iniciar el recorrido.
Primero, a agarrar fuerzas. Saliendo de la estación, además de un barrio encantador cuyo ambiente no podría ser más parisino, encuentras varios restaurantes. Un favorito para desayunar es Eggs&Co, famoso por su brunch, pero si prefieres algo más informal y portable, puedes optar un pastelillo francés y un café en Ladurée Paris Bonaparte.
Una vez de regreso a las calles, no olvides pasar por la Maison de Serge Gainsbourg, antigua casa del reconocido músico y actor francés cuyas paredes exteriores se han convertido en un lienzo para rendirle tributo a través de arte callejero.
Sigue caminando hacia el río Sena hasta llegar al museo con una de las más grandes colecciones de obras impresionistas del mundo: el Museo de Orsay. Pasa un par de horas entre los grandes de la pintura, como Delacroix, Degas, Monet, Manet, Cézanne, Van Gogh y Gauguin.
Después de esto viene un merecido descanso. Cruza el río para llegar al Jardín de las Tullerías, el más antiguo e importante de París. Aquí la clave es llegar con una botella de vino —o alguna bebida refrescante— para relajarte con una vista privilegiada.
Sabemos que dos museos en un mismo día es una labor titánica, pero al final lo agradecerás. Para el siguiente punto tendrás que hacer una importante elección: arte clásico o moderno. Si te inclinas por lo primero, el Museo del Louvre y «La Gioconda» te esperan. Si optas por lo segundo, dirígete al Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou, un edificio de Renzo Piano con obras de Warhol, Pollock y Kandinsky. Parte de su encanto es sentarte en la plaza para contemplar su estructura futurista.
Por supuesto, un día no es suficiente para abarcar dos de los museos más importantes de París. Pero sin duda puedes aprovechar para disfrutar las piezas clave de sus colecciones y apreciar su icónica arquitectura.
Después de tanto estímulo y caminata, necesitas una buena cena. Si optaste por el Louvre, una excelente opción cercana es Yam’Tcha, un restaurante franco-chino, parte de la guía Michelin, dirigido por la chef Adeline Grattard. Su menú degustación incluye pequeños platillos acompañados de té. Reserva con anticipación para probar esta novedosa cocina.
La opción más cercana al Pompidou está dentro del encantador barrio de Marais, que puedes recorrer sin prisas para después cenar en L’Aller Retour, un excelente restaurante de carne y vino; o en Le Colimaçon, uno de los mejores bistros de la ciudad.
Día 2
Después de un día enfocado a museos es momento de recorrer las calles, descubrir los monumentos más icónicos y disfrutar las compras. El recorrido inicia en la Fundación Louis Vuitton, con su increíble arquitectura por parte del arquitecto Frank Gehry. Si quieres hacer una última visita artística, en su colección encuentras obras de Basquiat y Jeff Koons.
De ahí continúa la caminata por el Bosque de Boulogne; toma un descanso si lo necesitas que la siguiente parada es hasta el Arco de Triunfo. Tienes dos opciones: caminar por la avenida de la Grand-Armeé, con su gran variedad de comercios, o ir por la avenida Foch. para una ruta más arbolada.
Una vez en el Arco de Triunfo no queda más que contemplar y, si tienes tiempo, subir para tener la experiencia completa. Pero tal vez quieras reservarte para continuar el trayecto hacia la emblemática y principal avenida de París, Campos Elíseos. Puedes hacer una escala en Fouquet’s, uno de los restaurantes históricos de la zona. El tiempo no ha pasado por esta brasería.
Después tienes dos opciones, seguir derecho y llegar hasta la plaza de la Concordia, con sus icónicas fuentes y el obelisco de Lúxor, o caminar hasta la avenida Montaigne, que concentra varias tiendas de lujo y un gran mercado: Montaigne Market, una luxury concept store en donde puedes encontrar desde accesorios y bolsas hasta zapatos y ropa. Todo con una curaduría exquisita.
Ya entrados en el mood, puedes rematar la tarde en rue Saint-Honoré, la calle de comercios chic por excelencia, o en la gran tienda departamental Galeries Lafayette, en donde lo interesante no sólo es el shopping sino su enorme sección de comida gourmet, con una increíble selección de tés, chocolates, vinos, embutidos, comida para llevar y más joyas de la gastronomía francesa. Después de ese buen festín, te sugerimos subir a la terraza para disfrutar una de las mejores vistas de París con la torre Eiffel de fondo. Relájate y disfruta del panorama para despedirte de esta maravillosa ciudad.
Dónde dormir:
Hotel Lutetia. Este emblemático hotel, situado en el animado barrio de Saint-Germain-des-Prés, es la única propiedad de lujo sobre el margen izquierdo de la ciudad. Originalmente abrió sus puertas en 1910, y el diseño del edificio implicó un paso audaz arquitectónico, del art nouveau al incipiente estilo art déco. En el Lutetia se vive una experiencia verdaderamente parisina, y es una parte esencial de la comunidad local desde hace más de 100 años. Actualmente, el hotel ofrece una mezcla ecléctica de restaurantes, bares y salones distribuidos por la histórica planta baja, incluido el regreso de Brasserie Lutetia de la mano del galardonado chef Gerald Passedat, poseedor de tres estrellas Michelin. Su spa, con 700 metros cuadrados y una alberca de 17 metros iluminada con luz natural, es el cierre perfecto para un día en París.