24 horas en Saint Émilion

En búsqueda del mejor day-trip cercano a Burdeos nos encontramos con Saint Émilion, un pequeño poblado medieval ideal para disfrutar de los mejores vinos de la zona. Así pues, sin pensarlo dos veces, rentamos un coche, manejamos no más de una hora y llegamos.

Por Brenda Béjar

A mediodía:
Nos recibió una ciudad de piedra blanca y calles angostas cuya altura permite observar el paisaje desde arriba: pintorescas tejas y viñedos, viñedos y más viñedos… todas esas deliciosas uvas a la espera de ser fermentadas.
Nuestra primera parada fue en el Claustro de los Cordeliers, un impresionante claustro del siglo XIV que también funciona como bodega de vino, faltaba más. Ahí degustamos un blanco ligeramente espumante de la casa, ideal para el mediodía, e improvisamos un picnic —una travesura inevitable en ese espacio tan verde— con un poco de pan, tomates cherry, quesos y jamón.
Ahora sí: estábamos listos para conocer el resto de la pequeña aldea, incluyendo la iglesia monolítica, que está cavada en roca caliza bajo tierra; el Château du Roi, un calabozo romano que sigue intacto; la Brunet Gate, que ofrece la mejor vista hacia los viñedos; y las mil y un tiendas de enoturismo que te dejan con más dudas que respuestas.


Por la tarde-noche
Para estas alturas ya no queríamos —por no decir podíamos— manejar más, así que decidimos subir a Le Train des Grands Vignobles para visitar algunos castillos y bodegas a los alrededores, y no nos arrepentimos. Aprovechamos para hacer una pequeña degustación en Château Rochebelle, donde probamos un delicioso vino tinto Grand Cru con una mezcla de uvas de la región, ideal para acompañar carnes.
La cena, que nos ayudó a poner los pies de regreso en la tierra, fue en el restaurant Le Tertre: entrada de salmón con crema de apio; una pechuga de pato ahumada con salsa de frambuesa y betabel; y un tiramisú, todo perfectamente bien preparado. Finalmente, terminamos nuestra visita con una parada en la Maison du Vin, una tienda reconocida por su amplia selección de vinos vintage de la región, donde por fin encontramos claridad y un par de litros de felicidad para llevar a casa.
Consejo: La mejor manera de conocer la zona es teniendo tu propio auto. Si tienes posibilidad de contratar un chofer, hazlo: así podrás probar cuanto vino desees. Si no, renta el auto en Burdeos y mide tu consumo, o planea dormir en algún hotel en los viñedos.

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