24 horas en Česky Krumlov, República Checa

Todo aquello que esperas hallar en un relato de espadas y hechiceros se amontona en los callejones de esta ciudad del sur de Bohemia.

Por Arturo Torres Landa

POR LA MAÑANA
Al salir del hotel te encontrarás de frente con la plaza Svornosti, cerrada por los cuatro costados por palacetes con fachadas de colores que remiten de inmediato a las casitas navideñas de jengibre. Los restaurantes de la explanada levantan sus cortinas y ponen a calentar el café; sin embargo, te rogamos no caer ante la tentación y caminar hacia a Lazebnický Most, o Puente del Barbero en español, una estructura de madera que conserva todos sus rechinidos medievales. Continúa sobre Latrán y haz tiempo parando en las tiendas. ¿La recompensa? Desayunar un strudel con un cremoso espresso en el Café Štrúdl, que en el nombre lleva la fama de su plato emblema y la penitencia de ser vestigio de la ocupación austriaca del país.

A MEDIODÍA
Habrá que quemar la dosis calórica recibida. Continúa sobre Latrán hasta llegar a la puerta del Castillo de Krumlov y mira con detenimiento el foso que lo rodea: sí, esos son osos vivos al resguardo del castillo, muy al estilo de Game of Thrones. Los caballeros en armadura, pintados sobre los muros de las casas que ves en el camino, ayudan al efecto. Recorre el castillo de 40 patios a tu gusto o contrata un guía autorizado. No dejes de llevarte en tu tarjeta de memoria la vista del centro de la ciudad (los tejados y los campanarios se amoldan a los recodos del río Moldava) ni de admirar la torre central, un espiral de colores pastel, cúpulas y agujas de fantasía.
Vuelve a las inmediaciones de la plaza Svornosti haciendo paradas continuas en las tiendas de granate, marionetas y antigüedades, antes de hundir la cuchara en una sopa de ajo servida en un plato de pan en la taberna Švamberský Dum.

POR LA NOCHE
Apréndete esta palabra checa: pivo. La necesitas para pedir la bebida que pone al país en el mapa: la cerveza. Suaves, robustas, doradas o maltosas… sin importar tu gusto cervecero, en Pivovar Eggenberg encuentras tanto etiquetas artesanales como las marcas más conocidas de la comarca.
Obligatorio pedir una Eggenberg, malta de la casa, probar la Pilsner Urquell, o un tarro de Budvar, cerveza en la que se inspira la Budweiser. Si te sientes confiado de caminar a oscuras sobre calles empedradas, haz una ruta de bar en bar y déjales buena propina a los músicos gitanos que animan la noche con palmadas y notas de acordeón. La ciudad también es famosa por sus historias de fantasmas, y cómo no va a serlo si cada edificio encierra algún hecho escabroso. Haz un tour nocturno para conocer las más emblemáticas, o simplemente deambula por el centro de la ciudad a la luz del castillo para comprobar si la Mujer Blanca de la que todos hablan es cuento o realidad.


CÓMO LLEGAR
La mejor manera de visitar el área es con tu propio auto porque tendrás más libertad. También se puede hacer en bus o tren desde Praga, aunque no es directo.

DÓNDE DORMIR
El hotel Zlatý Anděl es una excelente opción en el corazón de la ciudad.

CUÁNDO IR
El encanto medieval de Česky Krumlov da suficientes motivos para celebrar festivales. Hacia comienzos de la primavera, por las calles desfilan las brujas y linternas del festival pagano Krumlov Mágico. En junio, una procesión de caballeros andantes les sustituye durante la Celebración de la Rosa Roja. Para escuchar sinfonías bajo las noches calientes de julio, te recomendamos el Festival Internacional de la Música de Krumlov; para disfrutar puestas teatrales con el castillo de Česky Krumlov como escenario, busca el Festival de las Artes Barrocas, en septiembre.

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