10 cosas que debes hacer en la Baja Sur

Una verdadera maravilla natural, podrías pasar un mes entero entre las playas y los poblados de la Baja Sur sin aburrirte. Practicar un deporte acuático, descubrir una especie distinta, probar un platillo local, pasear por un pintoresco centro, esto es lo que no te puedes perder.

Por Brenda Béjar

LA PAZ: Tiburones ballena y almejas chocolatas

A sólo unos kilómetros en lancha desde el malecón, se encuentra una zona donde, cada año, regresa el pez más grande del mundo para alimentarse: el tiburón ballena. Ponte tu traje de neopreno y prepárate para esnorquelear con los gigantes más gentiles del mar. Elige a un operador certificado pues suelen ser más respetuosos con los animales. Hay algunas, como Red Travel México, que incluso invitan a biólogos marinos para que recopilen información de la especie con fines científicos. Ya de regreso en la ciudad, recobra la energía con unas fresquísimas almejas chocolatas, una verdadera delicia de la zona. El Biskmarkcito es una buena opción: un lugar sin pretensiones preferido por los locales.

ISLA ESPÍRITU SANTO: Glamping y lobos marinos

Si bien lo ideal es disfrutar de los imponentes acantilados, bahías y formaciones rocosas de esta isla de día, parte de la magia sucede de noche: cuando se esconde el sol y la absoluta oscuridad le abre paso a millones de estrellas. En Camp Cecil puedes acampar en una playa totalmente deshabitada con todas las comodidades de un hotel: cama, chef y hasta hora feliz. Al día siguiente, despiértate temprano para explorar el área en kayak o surf de remo. Cada rincón de la isla alberga una especie distinta, así pues, podrás desde esnorquelar con leones marinos, mantarrayas y delfines, hasta avistar aves exóticas, como gaviotas de patas amarillas, fregatas y piqueros de patas azules.

TODOS SANTOS: Galerías, surf y festivales

Además de ser pintoresco, este pueblo mágico es perfecto para los amantes de surf. Por la mañana, pueden empacar su tabla e irse a atrapar las mejores olas a Punta Lobos, San Pedrito o Los Cerritos. La tarde es ideal para recorrer el centro: la plaza, el teatro y el legendario Hotel California. Sí, el de la canción. Todos Santos es una playa que atrae a bohemios-chic de todo el mundo y su vida cultural es bastante activa, por lo que a tu paso encontrarás numerosas galerías de arte, hoteles-boutique, cafés y tiendas de diseño. Si buscas algo más especializado, viaja en febrero a su festival de cine de habla hispana, uno de los mejores eventos del año.

LORETO: Ballena azul y kayak

La bahía de esta hermosa playa de aguas cristalinas está rodeada por cinco islas, lo que la hace perfecta para practicar kayak. Lo más común es hacer un recorrido de ida y vuelta por Coronado, del Carmen, Monserrat, Santa Catalina o Danzante, pero también puedes hacer expediciones más largas e incluso acampar. A tu paso, seguramente encontrarás leones marinos, delfines y hasta ballenas. De regreso en tierra, tienes que probar las almejas tatemadas: esparcidas bocabajo sobre una cama de grava en la arena y cubiertas con chamizo, se cuecen lentamente; sobre la misma grava se calientan tortillas de harina. Cuando están listas, se desentierran y se acompañan con una salsa de mayonesa y mostaza.

BAHÍA MAGDALENA: Dunas y monitoreo de tortugas

Esta isla, a la que sólo puedes llegar en lancha, seduce con sus múltiples atractivos: manglares, aves, glamping, ballenas… pero sobresalen sus gigantescas dunas que, además de ser de una belleza impresionante, son el escenario perfecto para practicar sand skiing. También es el lugar indicado para volverte biólogo marino por un día: con redes especiales que no las lastiman, pescadores que trabajan de forma voluntaria capturan tortugas y las llevan a una playa cercana. Ahí los viajeros las esperan para medirlas, pesarlas y recopilar toda su información. Al final las marcan con un número que permite darle seguimiento a sus patrones de migración.

BALANDRA: Senderos y especies endémicas

Esta playa es sin lugar a dudas una de las más bonitas de todo México. Pasar una día ahí es algo memorable: sus aguas son poco profundas, por lo que puedes explorarla de esquina a esquina caminando; también puedes practicar kayak o esnorquelear. Los viajeros que la visitan suelen preferir una formación rocosa conocida como “el hongo” para tomarse una foto, pero lo más recomendable es hacer una caminata para explorar uno de sus múltiples senderos y descubrir las mejores vistas. Además de que a tu paso te podrás encontrar con especies endémicas, como una hermosa planta llamada olneya y una cactácea conocida como biznaga de Evermann.

CABO PULMO Arrecifes, esnórquel y buceo

En este parque nacional encontrarás uno de los tres arrecifes que sobreviven en Norteamérica… y el más antiguo. Hay actividades para todos los niveles: puedes esnorquelear o adentrarte a las profundidades buceando. Debajo del mar, hay incontables lugares por descubrir. Algunos de nuestros favoritos son: el Cantil, con sus impresionantes formas rocosas donde viven pargos y meros; el Vencedor, un barco pesquero que se estrelló en los años ochenta y con el tiempo se ha convertido en un arrecife artificial con peces globo, anguilas y hasta tiburones; y el Islote, con su hermosa pared de gorgóneas de colores y sus langostas y cangrejos.

LA VENTANA: Yoga y deportes de viento

Con la sierra de fondo, sus aguas casi transparentes y sus vientos constantes, este pequeño pueblo pescador tiene las condiciones perfectas para practicar deportes de viento. Atrae a numerosos viajeros interesados en el kitesurf y windsurf, tanto avanzados como principiantes, pues sus playas son lo suficientemente amplias para aprender a despegar y aterrizar. También es el spot perfecto para alejarte de todo en un retiro de meditación y yoga. Uno de nuestros lugares favoritos para esto es el hotel Casa Tara, que cuenta con dos pabellones dedicados especialmente a esta actividad. Ambas palapas de techo alto sin muros tienen una increíble vista al mar de Cortés.

SANTA ROSALÍA: Herencia francesa a mitad del desierto

La historia de Santa Rosalía es bastante peculiar pues, durante muchos años, una empresa francesa tuvo la concesión de sus yacimientos de cobre, por lo que su arquitectura se vio influenciada por sus pobladores temporales, quienes se encargaron de construir sus principales edificaciones con un claro estilo colonial. Quizá la obra más emblemática es la Iglesia de Santa Bárbara que, construida con hierro galvanizado, se cree que fue diseñada por Gustave Eiffel. Recorrer las estrechas calles de este poblado por la tarde y aprovechar las actividades acuáticas que se pueden practicar en la Bahía Concepción por la mañana —velear, remar o hasta surfear— es una experiencia sin igual.

GUERRERO NEGRO: Ballena gris, berrendo y salineras

Este pequeño poblado es un estuche de monerías si de turismo ecológico se trata. Guerrero Negro es el punto de partida hacia la laguna Ojo de Liebre, donde suelen llegar las ballenas grises para aparearse o tener a sus crías entre enero y marzo. En ocasiones hasta puedes verlas desde la costa sin necesidad de acercarte en lancha. También forma parte de la reserva de la biosfera El Vizcaíno, un área natural protegida donde habitan pumas, coyotes, venados, zorros y berrendos, una especie en peligro de extinción y los segundos animales más rápidos. Si puedes, date una escapada a la salina, pues además de ser la más grande del mundo, las aguas cercanas toman hermosas tonalidades rosadas.

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